Jesús vuelve a
Jerusalén. Pasan por el lugar de la higuera maldecida. Al ver el templo,
profetiza que será destruído. Los discípulos están tristes porque Jesús les
anuncia que dentro de dos días le matarán. Los cristianos, como Él, hemos
aprendido a cumplir siempre la voluntad de Dios Padre, por encima de todo. Por
ejemplo, Juana de Arco, cuando estaba al frente de sus soldados franceses, en
una gran batalla contra Inglaterra, Dios le anuncia que ese día será herida.
Entonces una amiga suya le dice que no vaya a pelear. Y Juana le contesta en
tono irónico: "sal tú y di a mis generales que Juana de Arco no luchará
porque tiene miedo a ser herida". Y salió valerosamente al frente de sus
soldados, y fue gravemente herida.
No tengamos miedo
de aceptar la voluntad de Dios. ¡Señor, sí, Tú siempre quieres lo mejor para
mí! Quiero lo que quieras, quiero porque quieres, quiero mientras quieras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario