jueves, 6 de mayo de 2021

LOS PAROS O PROTESTAS RESULTAN DE REVOLUCION MOLECULAR DISIPADA


Lo que hace referente el catedrático  Alexis  López de la universidad Militar Nueva Granada  es una tergiversación de varios filósofos franceses del siglo XX para concluir que las movilizaciones recientes en todo el mundo hacen parte de un plan de la izquierda radical para acabar con la democracia. Echa mano de las teorías de Jacques Derrida, Michel Foucault, Gilles Deleuze y Félix Guattari (autor del texto seminal “La revolución molecular”). Y mete en ese contexto las protestas del 2019 en Colombia y Chile y las que ocurrieron el año pasado en Estados Unidos del movimiento Black Lives Matter, tras el asesinato de George Floyd.

Lopéz alega que detrás de las protestas hay una intención de desestabilizar al régimen a través de manifestaciones simultáneas y dispersas, sin una cabeza aparente. Es una revolución sin líder que actúa de manera horizontal y, por lo tanto, es más difícil de controlar en su intento de derrocar a la democracia y sus instituciones.

“No existe estructura jerárquica. Hay anarquía funcional. Como ya mencionamos, los mandos y tropa son irregulares, no identificables. Los objetivos tácticos estáticos son dinámicos. Las unidades móviles son estratégicas. ¿Por qué? Porque capturan área de influencia. Hay guerra de guerrillas con emboscadas, asedio, incursión y sabotaje. Hay batallas”, dice López en esta intervención en la Universidad Militar en julio del año pasado.

“El modus operandi se basa en acciones revolucionarias horizontales para generar de forma gradual y cotidiana conductas que alteren el estado de la normalidad social del sistema dominante, y así derogarlo. El objetivo es generar caos y el cese de la normalidad diaria, para crear un estado de crispación y crisis permanente", escribe Moreno.

“Lo que estamos viviendo es un proceso, no el producto de un proceso, no es un estallido  se trata de un eufemismo que no tiene nada que ver con las demandas legítimas de una sociedad producto de determinadas condiciones estructurales, económicas u otras, no tiene que ver con el aburrimiento de la gente”, dice.

La consecuencia práctica de esto es que la protesta, lejos de ser interpretada como una manifestación legítima de indignación y disenso, es vista como ilegítima, como una fachada de una revolución ilegal que hay que extirpar. En otras palabras, el "enemigo interno" para las Fuerzas Militares y policía Nacional ya no sería el guerrillero sino también el manifestante.

Con un lenguaje bélico, lo que termina haciendo Alexis López es enmarcar toda movilización social en una guerra civil en la que un grupo está tratando de tomarse el poder y las fuerzas militares tienen la función de velar por ese orden que está en riesgo. “Se produce un estado de guerra civil horizontal, molecular y disipado”, dice en las conclusiones de su intervención en la Universidad militar.

FUENTE: https://lasillavacia.com

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