Meditación
del día
El
tercer día está dedicado al RESPETO. El respeto es una cualidad del amor que
nos mueve a aceptar a los otros tal como son.
Gracias
al respeto valoramos la gran dignidad de toda persona humana hecha a imagen y
semejanza de Dios, aunque esa persona pueda estar equivocada.
El
respeto es fuente de armonía porque nos anima a valorar las diferencias, como
lo hace un pintor con los colores o un músico con las notas o ritmos.
Un
amor respetuoso nos impide juzgar a los demás, manipularlos o querer moldearlos
a nuestro tamaño.
Al
pensar en el respeto vemos a Jesús conversando amablemente con la mujer samaritana,
tal como lo narra San Juan en el capítulo cuatro de su Evangelio.
Es
un diálogo sin reproches, sin condenas, y en el que brilla la luz de una
delicada tolerancia.
Jesús no aprueba que la mujer conviva con su marido, pero en lugar de juzgarla o condenarla la felicita por su sinceridad. Actúa como buen pastor y nos enseña a ser respetuosos si de verdad queremos entendernos con los demás.
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