Meditación
del día
Vamos a afianzar
nuestros valores de modo que la navidad sea lo que debe ser; una fiesta
dedicada a la RECONCILIACIÓN. Dedicada al perdón generoso y comprensivo que aprenderemos
de un Dios compasivo.
Con el perdón del
Espíritu Santo podemos reconciliarnos con Dios y con los hermanos y andar en
una vida nueva. Es la buena noticia que San Pablo exclamó en sus cartas, tal como
leemos en su epístola a los Romanos 5. 1 – 11. Vivir la Navidad es cancelar los
agravios si alguien nos ha ofendido, y es pedir perdón si hemos maltratado a
los demás.
Así, del perdón
nace la armonía y construimos esa paz que los ángeles anuncian en Belén: paz en
la tierra a los hombres que aman al Señor y se aman entre sí. Los seres humanos
podemos hacernos daño con el odio o podemos ser felices en un amor que
reconcilia. Y esa buena misión es para cada uno de nosotros: ser agentes de reconciliación
y no de discordia, ser instrumento de paz y sembradores de hermandad.
FUENTE: DIRECTIVO INVESTISAN DICTÁMENES PERICIALES
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